martes, 9 de marzo de 2010

La Pintura Gótica

La característica más evidente del arte gótico es un naturalismo cada vez mayor. La pintura gótica se aproxima a la imitación a la naturaleza que será el ideal del renacimiento, incluyendo la representación de paisajes, pero no cifra la perfección en la belleza de las formas exteriores sino, sobre todo, en la expresión de la idea religiosa y en dar a las figuras cierto sabor místico y eminentemente cristiano. A pesar de ello, también ha de decirse que es en este momento en el que comienza la pintura profana, esto es, la pintura en que los temas ya no son siempre religiosos.
Se tendió a aproximar la representación de los personajes religiosos (los santos, los ángeles, la Virgen María, Cristo) en un plano más humano que divino, dejándoles demostrar emociones y sentimientos (placer, dolor, ternura, enojo), rompiendo el hieratismo y formalismo románico.
Hay más detalles narrativos, más frescura, color, luminosidad,... que se logran con técnicas más
refinadas.
Se produjeron avances en el uso de la perspectiva y de otras cuestiones técnicas en pintura en cuanto al tratamiento de los soportes (que permiten la mayor difusión de un arte mobiliar), los pigmentos y los aglutinantes.

La pintura, esto es, la representación de imágenes sobre una superficie, durante el periodo gótico, se practicaba en cuatro técnicas principales: pintura mural, vidrieras, pintura sobre tabla y miniaturas:

La pintura mural o frescos
Siguieron usándose como el principal medio para la narración pictórica en las paredes de las iglesias en el Sur de Europa, especialmente en Italia, como una continuación de las tradiciones cristiana y románica anteriores.
Fuera de Italia no se cultivaron mucho. Italia, apegada a la forma basilical de las iglesias, conservó mayor extensión en los muros para las pinturas y mosaicos que narrasen.



Frente a lo que ocurre en Italia, en el norte de Europa, las vidrieras fueron el soporte preferido hasta el siglo XV, dada la progresiva sustitución del muro por grandes ventanales con vitrales


El muro translúcido fue el primer espacio propio o ámbito donde se desarrollaron las artes del dibujo y del color en el Gótico.




Los manuscritos iluminados representaron la más completa documentación de la pintura gótica, En la pintura de los códices (o miniaturas) se buscaba la realidad y delicadeza en las figuras. Se llamaban miniaturas porque se realizaban con minio, u óxido de hierro, mezclado con colorantes naturales.


En el periodo románico y en el primer gótico los temas tenían carácter sacro, su composición estaba influida por criterios similares a los que regían para los los vitrales de las catedrales e iglesias del propio periodo.


En el siglo XIV, se introdujeron temas profanos y el arte de las miniaturas se trasladó a los talleres artesanos.

Los manuscritos ilustrados tuvieron una amplia difusión internacional, a través de las cortes de la nobleza europea.




La pintura propiamente dicha donde subsistió fue en los retablos, las tablas pintadas que forman los frontales o los laterales de los altares y en los muros de las capillas laterales. Puede diferenciarse, además, entre los retablos, que son tablas pintadas o esculpidas que ornamentan los altares de las iglesias, y las tablas de devoción, individuales, de menor tamaño, que adornan las iglesias y las casas particulares.

La pintura sobre tabla, generalmente retablos, se impuso por toda Europa. En el siglo XV era ya la forma pictórica predominante, suplantando incluso a las vidrieras. De tablas o frontales únicos se pasó a dípticos, tríptico, y luego complicados polípticos que combinaban numerosas piezas hasta llegar a los grandes retablos del siglo XIV, con muchas tablas que se organizan con el banco o predela (cuerpo inferior) y calles verticales, separadas por estrechas entrecalles; en la calle central se representaba el tema principal del retablo.

Se ejecutaba al temple, que usaba como aglutinante el huevo o la cola obtenida de los huesos de animales. Es novedad de la última fase del gótico el cambiar ese aglutinante por aceite, dando así lugar a la pintura al óleo. El óleo sobre lienzo no se hizo popular hasta los siglos XV y XVI y fue el punto de partida del arte renacentista.


FASES DE LA PINTURA GOTICA.


El estilo gótico lineal se desarrolla entre el siglo XIII y el XIV. Destaca la importancia que le da a las líneas del dibujo. Predomina un cromatismo vivo frente a los matices de color. Los temas, naturalistas, se tratan con sencillez

Es característico de las miniaturas de esta época el empleo de encuadramientos arquitectónicos, así como el uso abundante de oro y las orlas vegetales.

Estilo gótico-italiano.

Se fue formando a lo largo del siglo XIII (Ducento) en Italia.

Es un estilo más realista. Se sentía fascinación por la perspectiva, y por la ilusión de crear espacios que parecieran reales, con figuras menos rígidas y estilizadas, más anatómicamente correctas y que presentaran estados de ánimo en sus gestos y actitudes, mostrando gran interes por la narrativa pictórica y una gran espiritualidad.

Destacan dos escuelas:

- Escuela Florentina:
- Escuela Sienesa

Estilo internacional:

Los pintores siguen una técnica minuciosa, representando con gran detalle las anécdotas, buscando reflejar la realidad con gran naturalismo, pero sin olvidar el sentido simbólico de lo que se representa. Las figuras se estilizan, y abundan los plegados en los ropajes. Ahora, los temas, aunque religiosos, se interpretan como profanos, los santos se transforman en apuestos caballeros y distinguidas damas, que se desenvuelven en ambientes palaciegos.

Estilo flamenco:


Surge en Flandes durante el primer tercio del siglo XV, al mismo tiempo en que en Italia se encuentran ya en el Renacimiento.

Este estilo se difunde por el resto de Europa, salvo Italia, durante el resto del siglo y se caracteriza por la suntuosidad y el realismo.


Su principal innovación es la técnica de pintura al óleo, lo que permite un mayor colorido, sutileza y detallismo.


La mayor parte de las obras son encargos privados para la aristocracia o la burguesía.

Predominan los cuadros religiosos aunque, a menudo, se interpretan como sucesos cotidianos; de hecho, es común que quien encarga la obra, es decir, el "donante", aparezca en la escena como un personaje más; a partir de la presencia del donante se desarrolla un nuevo género: el retrato.

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