martes, 9 de marzo de 2010

La escultura gótica

La Escultura Gótica

En el Gótico la escultura será un arte muy fecundo y en constante evolución desde el punto de vista estilístico:
- A finales del siglo XII fase de transición durante la que se aleja del hieratismo y la frontalidad del Románico.

-En el siglo XIII se pone de moda un tipo alargado, de pliegues y ornamentos muy sencillos, rostro triangular y sonrisa estereotipada.
- En la segunda mitad del XIV las figuras se alargan, se hacen mas esbeltas y se curvan finamente. Sus ropajes se pliegan en innumerables pliegues, es el denominado “estilo internacional”.
- Por último, en el siglo XV, se experimenta una reacción frente a este arte y triunfan tipos macizos y pesados, de un mayor realismo.
- Otras características:

+ Creciente naturalismo de las figuras, que se llenan de vida, pareciendo más humanas, con actitudes y gestos cada vez más realistas y expresivos, dejando traslucir sus emociones.
+ En las composiciones con varias figuras éstas se comunican entre sí.
+ Ahora es un arte narrativo, no simbolista.
+ La temática sigue siendo fundamentalmente religiosa.
+ La arquitectura no condiciona el valor plástico de la escultura.


En la escultura gotica, si bien las portadas y fachadas de las iglesias siguen siendo un lugar perfecto para el desarrollo de la creatividad escultórica, aparecen otros espacios donde poder desarrollar este arte, como en los retablos, las sillerias de los coros y los monumentos funerarios.


Las portadas y fachadas de las iglesias

En el relieve gótico también podemos apreciar las características generales de la escultura gótica y su evolución, destacando en este caso su carácter narrativo.



El tímpano, dividido en el Gótico en franjas o frisos horizontales con decoración narrativa, sigue albergando el tema principal, Cristo, la Virgen, el Juicio Final, la Crucifixión u otras escenas evangélicas o de las Sagradas Escrituras.

En las arquivoltas, también ahora apuntadas, la decoración escultórica que las adorna se sitúa ahora longitudinalmente a ellas, en lugar de hacerlo verticalmente, de forma radial al semicírculo del tímpano.

Las jambas, también se adornan con esculturas-columna adosadas de profetas, santos o apóstoles, pero ahora se colocan sobre repisas y bajo unos doseletes muy característicos decorados con tracería gótica.



El parteluz o mainel, con esculturas de la Virgen, Cristo o el Santo titular, también suele situarse bajo dosel de tracería gótica.

Los retablos

La obra más original de la escultura gótica europea son los retablos, que primero son muy pequeños, para ir creciendo a medida que avanza la Baja Edad Media, hasta alcanzar enormes dimensiones en el siglo XV.

El retablo es un armazón de madera o alabastro que se divide en franjas verticales o “calles” y franjas horizontales o “cuerpos”, formando recuadros donde se alojan estatuas exentas, relieves o pinturas con escenas referentes al santo titular del templo, la Virgen, Cristo o los Evangelios. La parte inferior o pedestal se denomina “banco” o predela.

Los retablos son interesantes por ser una nueva forma de narrar propia del Gótico, que representa plásticamente cada una de las escenas que componen el hecho narrado y las va hilvanando una tras otra hasta formar un relato, a diferencia del artista románico, que aislaba algunos elementos y los componía en una única escena simbólica.


Las sillerías de los coros


Otro espacio típico de la Baja Edad Media, donde el artista gótico concentra su esfuerzo escultórico, es la sillería, en cuyos respaldos se realizan algunas de las más bellas obras góticas, tanto de temática religiosa como profana.

Los sepulcros

También hay que subrayar la importancia que toman los sepulcros en esta época, como reflejo de un hombre que evoluciona hacia el individualismo y se preocupa cada vez más por perpetuar su nombre sobre su lecho mortuorio.

El período final del Gótico y el principio del Renacimiento serán las épocas cumbre del sepulcro, uno de sus más importantes géneros escultóricos y que dejará creaciones memorables.



De tipología muy variada, destacan:

Exentos, con la figura yaciente.

Adosados a un muro, bajo arco, con un mayor acento arquitectónico, y con la figura yaciente, generalmente en acción orante.

La escultura exenta: temática y características

Cristo Crucificado
No es un Cristo impasible como los románicos, sino que se muestra atormentados por el dolor y el sufrimiento de la Pasión. El artista gótico hace de la Crucifixión un instante patético, que pretende emocionar.

Otra diferencia con los románicos es que ahora aparecen con los pies superpuestos y atravesados por un único clavo, lo que provoca en la composición un ligero movimiento de la cadera que atraviesa todo el cuerpo.

La Virgen con el Niño
La Virgen ya no aparece impasible, inmóvil y frontal, como Trono de Dios; ni el Niño también frontal, inexpresivo y autoritario, como en el Románico. Ahora esta composición se humaniza extraordinariamente, la Virgen se siente maternal, se gira, sonríe, juega o habla con el Niño, como cualquier madre.






C) La Piedad

En el gótico empieza a ser frecuente la representación de la Virgen con el Hijo muerto entre sus brazos, composición iconográfica que se conoce por “Piedad” y que tendrá su gran auge durante el Renacimiento.







D) Otros conjuntos exentos

Igualmente son representados otros conjuntos exentos, de variada temática, desde escenas de la vida de Cristo o la Virgen, como El Calvario, El Descendimiento o La Coronación, hasta imágenes de Santos y Mártires.

Pero la mejor muestra del profundo cambio de la mentalidad europea durante los siglos bajomedievales es la proliferación de temas profanos, como retratos o escenas satíricas y cómicas, aunque en este caso generalmente en el segundo plano de los relieves y no como escultura exenta independiente.

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